Víctimas de la secta en Alto Terrón regresan a sus casas, esperan superarlo
Asimismo señaló que intentarán volver a sus actividades cotidianas y que a las 10 personas imputadas por este atroz crimen, les llegue la justicia.
Las 21 personas consideradas como víctimas tras recibir varias golpizas, quemaduras, heridas y hasta abusos sexuales por los presuntos líderes de una secta que operaban en la apartada comunidad de Alto Terrón, de la comarca Ngäbé Buglé y que son señalados de causarle la muerte a siete personas, la mayoría niños, regresaron a sus hogares.
También puedes leer: Pagarán 20 años por violar y robarle a tres mujeres en Chiriquí
Efigenia Valdez, una de las víctimas, dijo a este medio que llegó con alegría porque está con vida y logró ver al resto de su gente que logró sobrevivir, pero a la vez muy triste por la pérdida de siete vidas que eran parte de su familia y miembros de la comunidad.
Valdez pidió a Dios les ayude a todos a poder superar esa terrible experiencia.
Afectados esperan que se haga justicia
Asimismo señaló que intentarán volver a sus actividades cotidianas y que a las 10 personas imputadas por este atroz crimen, les llegue la justicia.
La señora Valdez explicó que los líderes de la secta le golpearon tanto que por poco le quitan la vida y casi la dejan ciega.
A la llegada del helicóptero del Servicio Nacional Aeronaval, los niños de la escuela salieron al encuentro de las personas que llegaron acompañados de funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Itzela García, directora regional en Veraguas.
También puedes leer: Fiscalía realiza detención y traslado de bienes por investigación de blanqueo
Evangelisto Santos, cacique local del área, se presentó y de inmediato dejó sentir el dolor de su pueblo, comentó que solo esperan que el Ministerio Público termine de hacer las investigaciones y se le ordene para quemar y enterrar hasta el último clavo de la iglesia donde operaba la secta que acabó con la vida de siete inocentes.
Todavía en esta iglesia es visible un acordeón, varias biblias, maletines con ropa interior de damas, niños y otros artículos de uso personal, pero también el altar donde los presuntos líderes hacían sus ritos.
Nadie pasa o mira hacia esa iglesia, sostuvo el cacique Evangelisto, quien dejó aflorar un par de lágrimas.